Ariel 2020: Belzebuth y la materialización de nuestras pesadillas
Belzebuth nos regaló uno de los momentos más icónicos del cine de terror en México.
“La secuencia, incluida en el guion de Luis Carlos Fuentes, fue uno de los aspectos que hizo que me enamorara del proyecto”, nos comparte Emilio. Esa misma emoción fue transmitida al standupero Conde Fabregat, cuya actuación capturada con ayuda de un rotoscopio, se convirtió en el alma del demonio. “Portes me pedía que me moviera como si me estuviera tronando; como si intentara quitarme algo de encima sin usar las manos”, recuerda Fabregat.

Tras una labor de efectos inconclusa por un estudio rebasado por la complejidad de la secuencia, el experto en VFX y programación Othón Reynoso entró a la ecuación. Con diez años de experiencia en publicidad y cuatro en cine –en estudios como Metacube, responsable de Día de Muertos–, Othón ejecutó uno de los trabajos más difíciles de su carrera con la película Belzebuth.
“Hubo que realizar más de 140 tomas”, afirma el artista. “Para lograr la calidad que Emilio requería, se hicieron diferentes variaciones del Cristo para que él eligiera la mejor”. Realizada inicialmente con un software limitado, una iluminación distinta y un arte no tan realista, Othón trabajó en la escena por un año y medio hasta lograr la secuencia aplaudida por crítica y público.
Su creación –mezcla de la visión de Portes, el talento de Conde y la pasión de Othón– es un momento icónico del terror en México y la puerta a la exploración de mundos cada vez más escalofriantes.