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América Latina, importadora de cereales, puede producir hasta 600 tipos de granos para su población y para el mundo

Crisis climática y fenómenos meteorológicos, migración, inflación… la región se enfrenta a innumerables retos. Pero con una diversidad asombrosa de alimentos autóctonos, la directora regional de la agencia de la ONU para la alimentación explica las oportunidades que existen para superarlos. Además, ha contado de qué forma ayuda su oficina a alimentar a millones de personas en el hemisferio.

La directora regional para Latinoamérica y el Caribe del Programa Mundial de Alimentos, Lola Castro, ha conversado con Noticias ONU para hablar de los retos a los que se enfrenta la región en términos de seguridad alimentaria y las acciones que se llevan a cabo para asegurar la nutrición de los que más lo necesitan.

Desde su cargo, Castro supervisa una cartera de programas que se implementa a través de 13 oficinas distribuidas por toda la región, pero que alcanza a comunidades de 34 países gracias a la cooperación con distintas agencias de las Naciones Unidas y otros socios.

Para comenzar, hemos averiguado cuáles son los principales retos a los que se enfrenta América Latina y el Caribe y qué territorios son los más complejos.

Una cascada de crisis

Lola Castro: Sabemos que Latinoamérica y el Caribe estuvo muy afectada por la crisis del COVID-19. Luego, tenemos choques climáticos recurrentes; hemos tenido huracanes, sequías muy grandes, como las que vimos el año pasado. Vamos a enfrentarnos al fenómeno de El Niño y luego también la crisis de Ucrania nos ha afectado enormemente. Mucha gente dice “ustedes no compran en la cuenca del Mar Negro”, pero lamentablemente los precios de los alimentos subieron a nivel global también para nuestras poblaciones en la región.

¿Cuáles son los países que más me preocupan en este momento? Yo diría que tengo una palabra. Una parte de una isla: Haití. Es realmente una situación extremadamente compleja en este momento, donde la mitad de la población del país, que son 11 millones, está en inseguridad alimentaria, muy aguda.

Y lamentablemente, esto se agrava tanto por la violencia como la falta de acceso muchas veces a estas comunidades, incluyendo zonas urbanas, como en Port-au-Prince, donde entrar a Cité Soleil requiere una gran cantidad de negociaciones humanitarias para poder acceder a las poblaciones.

Los precios de los alimentos subieron a nivel global, también para nuestras poblaciones en la región.

Luego, tenemos otros países que tienen también algunos niveles de inseguridad alimentaria que están relacionados más bien con la crisis climática o con las crisis en cascada. Por ejemplo, Centroamérica, sobre todo ahora que viene El Niño y vamos a tener sequías en el famoso Corredor Seco.

Además, tenemos el sur de América, donde hemos visto el año pasado una sequía, pero ahora estamos viendo inundaciones. Por ejemplo, el Niño Costero ha afectado al Perú.

Nos preocupan en general también las islas; las islas del Caribe y con sus afectaciones, tanto la crisis climática como la deuda.

Por lo tanto, tenemos una región que realmente tiene grandes oportunidades, pero también está muy afectada por las crisis en cascada que estamos viendo en el mundo.

La directora regional del PMA, Lola Castro, habla con una persona afectada por el huracán de 2021 en Lievre, Haití.
PMA/Marianela González
La directora regional del PMA, Lola Castro, habla con una persona afectada por el huracán de 2021 en Lievre, Haití.

Falta de trabajo, violencia y comida

Noticias ONU: Hay un sitio que no ha mencionado y me gustaría saber si ustedes están presentes allí y qué se está haciendo. ¿Cómo está haciendo frente el Programa Mundial de Alimentos a la crisis de migrantes en el Darién?

Lola Castro: Bueno, todo lo que mencioné antes, realmente son causas de esta crisis migratoria. Hablamos de una crisis climática que afecta a las poblaciones, porque no consiguen cosechar. Por ejemplo, hay poblaciones que no han conseguido cultivar y tener una cosecha adecuada en tres años debido a diferentes efectos climatológicos, o que han perdido todas sus cosechas debido a un huracán o a otro fenómeno. Lamentablemente, muchas comunidades en Latinoamérica y el Caribe se quedan sin opciones.

La única opción al final es salir de casa, venderlo todo e irse. Al principio van a las zonas urbanas, pero después de ir a las ciudades se dan cuenta de que en ellas es muy difícil tomar tres comidas al día, mantener a los niños en la escuela, o tener servicios adecuados. Porque vivir en estas ciudades es caro, sobre todo cuando no hay empleo.

La única opción al final es salir de casa, venderlo todo e irse.

Para empezar, sabemos que el 48% de la población de Latinoamérica y el Caribe tiene empleos informales. Lo dijo la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) hace poco.

Segundo, está el tema de la violencia, como lo que estamos viendo en Haití; pero otras zonas también están afectadas por la violencia y la inseguridad.

Y tercero, la seguridad alimentaria, no poder alimentar a tu familia todos los días.

Estas son las tres razones que declaran los migrantes que cruzan el Darién cuando hablan con el Programa Mundial de Alimentos y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Es muy preocupante. En el Darién, el Gobierno de Panamá reportó el año pasado que cruzaron aproximadamente 235.000 personas, y este año se espera que pase más de medio millón de personas, es decir, la cifra se ha doblado, y con respecto al 2020, es seis veces más.

Como Programa Mundial de Alimentos trabajamos la cuestión humanitaria, sobre todo con los migrantes que están en tránsito en Sudamérica. En Centroamérica no trabajamos cuestiones humanitarias, pero trabajamos muy a fondo las causas subyacentes. Hacemos todo lo que podemos para que las poblaciones tengan opciones.

La directora regional del Programa Mundial de Alimentos para América Latina y el Caribe, Lola Castro visita un programa de Alimentación Escolar en el Estado Falcón, Venezuela (foto de archivo).
PMA/Alexis Masciarelli
La directora regional del Programa Mundial de Alimentos para América Latina y el Caribe, Lola Castro visita un programa de Alimentación Escolar en el Estado Falcón, Venezuela (foto de archivo).

Alimentando a 85 millones de niños

Noticias ONU:¿Podría mencionar algunos ejemplos del tipo de acciones que hace el Programa Mundial de Alimentos para aportar soluciones, para ayudar a las personas que participan en estos movimientos migratorios?

Primero, me gustaría empezar por lo que hacemos para trabajar con las comunidades que están en zonas de alto riesgo de movilidad.

Básicamente son acciones como garantizar la alimentación escolar, colaboramos con los gobiernos para asegurarnos de que los niños tienen su merienda o su desayuno escolar. Las niñas y niños de Latinoamérica y el Caribe, ellas y ellos son nuestro futuro, nuestro capital humano. Y si van a la escuela y están con hambre porque en casa no se puede comprar una cesta básica ya que es muy cara, entonces no van a aprender, no van a estudiar, no van a avanzar.

Esto es muy importante porque en Latinoamérica y el Caribe, la familia le da extremada importancia a que las niñas y niños se mantengan en la escuela. Y eso también evita la violencia, evita que se junten a grupos violentos, evita que estén desnutridos. Cuando tienes el estómago lleno, aprendes. Tienes una educación de calidad también.

Entonces, esa es una de las actividades que hacemos en todo el continente. Trabajamos con gobiernos para que casi de 85 millones de niñas y niños reciban alimentación escolar. Es una red social impresionante.

Fomentar la producción propia

Otra cuestión que hacemos es trabajar con las comunidades, sobre todo con grupos de mujeres, cooperativas y grupos de granjeras y granjeros productores. Compramos la producción local para que se lleve a los mercados; colaboramos con ellas y ellos para que tengan un acceso al mercado más eficiente.

Por ejemplo, si tú cultivas tu maíz, tus fríjoles, tus batatas y otras cosas, muchas veces las consumes, pero no tienes la posibilidad de venderlas. Por eso fomentamos que estos grupos tengan acceso al mercado, incluso a través de aplicaciones digitales, como sucede en Guatemala.

También fomentamos la conectividad entre los productores y las escuelas a través del Gobierno y el Ministerio Educación, para que las escuelas compren directamente de ellos primero: kilómetro cero, consumo local, etcétera.

Colaboramos con las cooperativas para que tengan un acceso al mercado más eficiente.

En Nicaragua, por ejemplo, el Programa Mundial de Alimentos compraba hace años hasta 50, 60, 70 toneladas de alimentos localmente para garantizar la alimentación escolar. Ahora esta cantidad la hemos multiplicado por diez, lo que representa el 10% de todos los alimentos necesarios. Lo compramos localmente en Nicaragua y a comunidades que estarían afectadas por el Corredor Seco, y que están en riesgo de movilidad.

Otras actividades incluyen fomentar el empleo juvenil, y que las comunidades en movilidad sean integradas por los gobiernos en sus sistemas de protección social, como hemos hecho en Colombia y en Ecuador.

Por lo tanto, hay muchas maneras de trabajar en la región, tanto para abordar causas subyacentes, como para asistir a las personas cuando están en situación de movilidad.

Lola Castro visita las comunidades afectadas por el terremoto de 2021 en Haití.
PMA/Marianela González
Lola Castro visita las comunidades afectadas por el terremoto de 2021 en Haití.

Seguros, diversificación e información

Noticias ONU: Ya tenemos una vista panorámica de lo que sucede en todo el hemisferio. Hablemos de los fenómenos meteorológicos y la crisis climática. Antes mencionó el corredor seco de América Central, el cual se ha convertido en otro punto caliente de inseguridad alimentaria. ¿Qué se puede hacer para revertir la situación?

Lola Castro: La crisis climática está aquí, más que revertir, vamos a tener que hacer frente a sequías y huracanes cada vez más fuertes. Eso lo sabemos. La cuestión es cómo trabajar con las comunidades y los gobiernos para que se adapten, se mitigue y que, si hay pérdidas, haya al menos una reposición de esas pérdidas.

Se trata de asegurarnos de que las comunidades que no están solas ante el cambio climático.

Por ejemplo, estamos presente en comunidades de tres países del Corredor Seco, Guatemala, Honduras y El Salvador. En este sentido, hay un grupo conformado por el Programa Mundial de Alimentos, los gobiernos, el Banco Mundial, y también el sector privado, a través del cual estamos diseñando un proyecto para asegurarnos que dos millones de pequeños productores y productoras de El Corredor Seco tengan acceso a un seguro climático. Es decir, si te afecta la sequía y pierdes tu milpa, tu frijol, etc., vas a tener un apoyo para sobrevivir. El seguro se va a activar y vas a recibir una transferencia monetaria que te va a servir para vivir los meses hasta la próxima cosecha, cuando podrás plantar de nuevo y mantenerte en donde estás y seguir con tu vida. Se trata de asegurarnos que las comunidades que no están solas ante el cambio climático, sino que tienen algún apoyo directo.

Otro ejemplo, es trabajar también con los gobiernos y otros colegas de la ONU para asegurar que las poblaciones sean más resistentes a todos estos choques. Existen diferentes maneras, por ejemplo, diversificar la producción para que no lo pierdan todo de una vez. También a través de cosechas que sean más resistentes a la sequía o a las inundaciones, dependiendo de donde estén. Y además que tengan acceso al mercado y la posibilidad de financiarse si hay algún problema; tener unos ingresos y tener unos ahorros, que es lo que todo el mundo espera en unas condiciones normales de mercado.

Para eso también tenemos que informar. La información es vital. Entonces, por ejemplo, es importante tener estaciones meteorológicas en todos los lugares. No solamente en Centroamérica, en el Corredor Seco, sino también en Sudamérica y en muchas zonas del Caribe. El Caribe se ve extremadamente afectado.

También estamos fomentando volver a tener en cuenta la información proporcionada por bioindicadores originarios o de poblaciones indígenas y afrodescendientes. Es decir, es muy interesante saber que, en los Andes, si aúlla el zorro andino, va a llover. Por lo tanto, hay bioindicadores cuya información se puede cruzar con las nuevas tecnologías de información meteorológica y ayudar a las poblaciones. Esta información resulta útil también para saber cuándo deben plantar y cosechar.

Combatir la inflación con producción local

Noticias ONU: Antes mencionó que por un lado ustedes están trabajando con las agricultoras y los agricultores en la región para que ellos puedan vender sus propios alimentos y de esa manera alimentar a toda la comunidad. Pero, por otro lado, también tenemos esta crisis climática. Entonces, ustedes están luchando a estos dos bandos, ¿no? ¿Cuáles son las perspectivas en Latinoamérica y el Caribe?

Lola Castro: En este momento en América Latina, en el Caribe, tenemos graves problemas de inflación. Los precios de los alimentos están altísimos y la población que está en pobreza o que tiene un ingreso medio bajo tiene dificultad para acceder una canasta básica. Además, Latinoamérica y el Caribe tiene el costo de la canasta básica diaria más caro de todo el mundo, con 4,2 dólares por persona al día.

Teniendo esto en cuenta, hay grandes oportunidades para los pequeños agricultores de producir y vender localmente a un precio aceptable y así moderar esta inflación alimentaria. Pero debido al costo del combustible, el transporte y otras cosas, lamentablemente la inflación no está bajando.

Latinoamérica y el Caribe tiene el costo de la canasta básica diaria más caro de todo el mundo, con 4,2 dólares por persona al día.

Ahora, nosotros como Programa Mundial de Alimentos, estamos intentando que las comunidades accedan de forma más efectiva a los mercados; otras agencias se están enfocando más en la producción, nosotros nos enfocamos en tener la comida en los mercados para que la población más pobre pueda comprar.

O que esas comidas lleguen a las instituciones: como dije, escuelas, centros de nutrición. La crisis alimentaria afecta, pero yo creo que es una región con enormes oportunidades; Latinoamérica y el Caribe podría producir no solamente para nosotros, sino para el mundo.

Además, el mundo se alimenta en este momento de tres cereales básicos: el maíz, el arroz y el trigo. Pero en Latinoamérica y el Caribe tenemos alimentos ancestrales, hasta 600 comidas. Se trata de alimentos que prácticamente se han perdido y que podríamos devolver a la mesa a través de actividades conjuntas con las comunidades, con los gobiernos.

Y esos productos, además, son resistentes a sequías o a inundaciones, depende de donde vengan. Sin embargo, los monopolios alimenticios que tenemos en este momento y nuestra dieta, porque nos hemos acostumbrado a comer tres cosas, no nos permiten avanzar. Pero hay esperanzas.

Somos una región muy productora, y tenemos la oportunidad una gran diversificación.

Quién no ha comido un bol de quinua, por ejemplo. La quinua real de los Andes bolivianos sale de ahí para el mundo y se ha convertido en un producto que a todos nos gusta ahora y que todos nos comemos. La chía es otro y como esos hay hasta 600. Tenemos que aprovechar esa oportunidad; somos una región muy productora, y tenemos la oportunidad una gran diversificación. Esa diversidad ha sido olvidada y hay que devolverla a la mesa.

En la región también hay un capital humano excelente. Tenemos una población que realmente sabe y conoce; es empresaria, está capacitada para asegurar que las cadenas de suministro funcionen, y que no solo los países de la región estén bien alimentados, sino todos los del mundo.

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